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Drag: Más Allá del Espectáculo. Identidad, Política y Activismo en el Universo LGTBI+

Cada 16 de julio, Día Internacional Drag, se rinde homenaje a uno de los universos más vibrantes y complejos de la cultura LGTBI+: el arte drag. Durante décadas, la figura del drag ha sido asociada principalmente con el espectáculo, la fiesta, el transformismo y la performance. Sin embargo, la historia del drag está profundamente vinculada a la lucha política y a las reivindicaciones de derechos del colectivo LGTBI+. Reducirlo únicamente al entretenimiento es ignorar el papel crucial que ha desempeñado —y sigue desempeñando— como forma de resistencia, crítica social y construcción identitaria.

20250716drag1Hoy, en el Día Internacional Drag, es imprescindible desentrañar su dimensión política, social y antropológica, y visibilizar cómo el arte drag ha sido (y sigue siendo) una poderosa herramienta de subversión cultural y de conquista de espacios para la diversidad sexual y de género.

Antropológicamente, el cross-dressing (vestir ropas socialmente asociadas al “otro” género) no es un invento moderno ni exclusivamente occidental. Se ha documentado en innumerables culturas como parte de rituales religiosos, expresiones artísticas o prácticas sociales complejas. Estos ejemplos ayudan a comprender que la performatividad de género es un fenómeno universal y, con frecuencia, político:

  • Antiguo Egipto: la diosa Neftis y el dios Seth eran asociados en rituales donde sacerdotes masculinos vestían ropajes femeninos, pues se creía que esa dualidad de género otorgaba poder espiritual.
  • Dos Espíritus en culturas indígenas norteamericanas: varios pueblos nativos, como los navajo o los lakota, reconocían a personas “Two-Spirit” que combinaban roles y vestimenta de ambos géneros. Estas personas solían ocupar roles de respeto y liderazgo ritual.
  • Culto a Galli en Roma (siglo III a.C.): sacerdotes del culto de Cibeles (diosa madre) vestían ropas femeninas, se castraban y asumían nombres femeninos. Eran figuras sagradas, pero también objeto de sospecha social y persecución política.
  • Hijas del dios Dangun en Corea antigua: chamanas (Mudang) que, según el mito fundacional coreano, podían ser hombres vestidos de mujeres en ceremonias de posesión espiritual.
  • Bacha Posh en Afganistán: aunque no es drag en sentido festivo, es otro ejemplo de cruce de género: niñas son criadas como varones para poder disfrutar de libertades negadas a las mujeres en sociedades patriarcales.
  • Fa’afafine en Samoa: individuos asignados varón al nacer, que adoptan roles femeninos y son socialmente reconocidos como un género específico, con aceptación cultural que varía según el contexto colonial e histórico.

Estos contextos muestran que la fluidez y performance de género no son exclusivamente modernas ni occidentales, sino parte intrínseca de la diversidad humana. En todas estas culturas, quienes desempeñaban roles de género distintos a los binarios solían ocupar posiciones tanto de prestigio como de marginalización, reflejando una tensión constante entre el reconocimiento social y la represión normativa.

De la escena teatral a la performance política

20250716drag2En Occidente, la historia del drag también está íntimamente ligada al arte teatral y al concepto de travestismo escénico. Desde el teatro clásico hasta la televisión actual, el drag se ha ido reinventando como herramienta de humor, crítica social y ruptura de límites:

  • Antigua Grecia: todos los papeles en el teatro griego, incluidos los femeninos, eran interpretados por hombres. No se trataba solo de restricción legal para las mujeres, sino también de una visión ritual del teatro como espacio de “metamorfosis” donde la identidad podía suspenderse.
  • Teatro Noh japonés (siglo XIV en adelante): en Japón, los onnagata (hombres especializados en papeles femeninos) alcanzaron tal maestría que se consideraban auténticos modelos de feminidad.
  • Teatro isabelino inglés (siglo XVI-XVII): en las obras de Shakespeare, personajes femeninos eran encarnados por hombres adolescentes. El público de la época estaba perfectamente consciente de esa “ilusión”, lo que añadía capas de ambigüedad sexual y humor.
  • Ópera de Pekín (siglo XVIII): las dan (roles femeninos) eran tradicionalmente interpretadas por hombres, desarrollando una estética femenina artificial de gran refinamiento. Posteriormente, las mujeres recuperaron esos papeles, y hoy conviven ambas tradiciones.

Estas tradiciones artísticas enseñan algo fundamental: el arte de vestirse “de otro género” ha sido históricamente vehículo de exploración artística, transgresión y crítica social. Aunque no siempre se tratara de reivindicación sexual o de género, la performance de género en escena abrió la puerta a nuevas formas de imaginar la identidad.

Drag en la modernidad: raíz política y subversiva

20250716drag3A partir del siglo XIX, el drag comenzó a adquirir matices más explícitamente políticos:

  • En la Inglaterra victoriana, las “pantomimes” incluían papeles femeninos interpretados por hombres (pantomime dames), usadas tanto para humor como para sátira política. A menudo ridiculizaban a figuras del poder.
  • A finales del XIX y principios del XX, artistas de cabaret como Julian Eltinge en EE. UU. alcanzaron fama nacional travistiéndose en mujer, aunque su éxito dependía de mantener su imagen pública “heterosexual”, lo que demuestra cómo el drag vivía una constante tensión entre aceptación y censura.
  • Durante la Ley Seca (1920-1933) en EE. UU., muchos bares clandestinos (speakeasies) se convirtieron en lugares de performance drag, vinculando el drag a la cultura underground y a la subversión política y sexual.

Así, cuando el drag se traslada a las comunidades queer en el siglo XX, hereda tanto la herencia teatral como la potencia subversiva, convirtiéndose en una forma de resistencia frente a las normas de género y las leyes de moralidad.

El término “drag”: etimología, origen y significado

Aunque hoy es universalmente conocido, el término “drag” tiene un origen complejo y discutido. Su significado ha ido evolucionando a lo largo de los siglos, desde simples anotaciones teatrales hasta convertirse en un grito de identidad política.

Hipótesis etimológicas

Existen varias teorías sobre el nacimiento de la palabra:

  • Jerga teatral victoriana (siglo XIX): Una de las explicaciones más citadas sostiene que “drag” proviene del inglés “to drag” (arrastrar), en referencia a los largos vestidos que los actores masculinos usaban cuando interpretaban papeles femeninos en el teatro, cuyos bajos se arrastraban por el suelo. En libretos de la época, aparecen notas como “DRAG” para indicar escenas donde el actor debía vestir ropajes femeninos.
  • Siglas de “Dressed Resembling A Girl”: Otra hipótesis popular —aunque considerada más leyenda urbana que hecho histórico— sostiene que “drag” sería acrónimo de “Dressed Resembling A Girl.” No existen documentos teatrales del siglo XIX que confirmen esta versión, por lo que muchos investigadores la descartan como etimología real.
  • Jerga de Music-Hall y cabaret: A finales del siglo XIX, el término ya circulaba en el ambiente del music-hall y los clubs clandestinos, referido a hombres vestidos de mujer como parte de números cómicos o satíricos. Aquí, “drag” empezó a adquirir matices de transgresión y humor.

Drag como identidad artística y política

20250716drag4En las primeras décadas del siglo XX, “drag” se consolidó como término cultural para describir el transformismo escénico, sobre todo en circuitos de cabaret y vaudeville, y posteriormente en el ambiente queer.

  • Para los años 60 y 70, “drag queen” ya era una identidad dentro del mundo gay y se había desligado parcialmente de su exclusivo uso teatral.
  • Tras Stonewall y el auge de los movimientos LGTBI+, el drag se politizó definitivamente, y la palabra empezó a implicar más que simple performance: también orgullo, visibilidad y resistencia.

Hoy, el término drag ha trascendido cualquier definición estrecha, y engloba:

  • Performance escénica (teatro, lipsync, cabaret)
  • Expresión artística (maquillaje, vestuario, danza)
  • Identidad social y política (activismo, visibilidad LGTBI+)
  • Herramienta de crítica cultural y humor

Ampliación del término

Actualmente, la palabra drag no se limita a “drag queens” (hombres vestidos de mujer en el sentido clásico). Se ha expandido para incluir:

  • Drag kings: artistas que exageran rasgos masculinos.
  • Bio queens o faux queens: mujeres cis que hacen drag.
  • Drag monsters: artistas cuyo drag explora lo monstruoso, lo grotesco o lo surrealista.

Así, la evolución del término refleja precisamente lo que es el drag: una práctica en constante metamorfosis, cuya esencia es desafiar límites y etiquetas.

En síntesis, aunque su etimología siga siendo objeto de debate, lo que está claro es que “drag” ha pasado de designar un simple vestuario teatral a convertirse en símbolo global de arte, identidad y resistencia.

Las “Normas” del Vestuario Drag: Plataformas, Exageración y Poder Escénico

Además de su significado político, el drag ha ido creando a lo largo de décadas un lenguaje visual y unas “normas” no escritas sobre el vestuario, el maquillaje y la puesta en escena. Estas reglas, aunque flexibles, conforman el imaginario colectivo que reconocemos como cultura drag.

Plataformas y altura: poder y visibilidad

20250716drag5Uno de los símbolos más reconocibles del drag moderno son las plataformas y tacones imposiblemente altos. Su origen y sentido tienen varias raíces:

  • Teatro y cabaret: En el siglo XIX, artistas de music-hall y cabaret empleaban calzado elevado para ser visibles en escenarios sin focos o tarimas elevadas. Esta tradición pasó al drag como símbolo de teatralidad.
  • Ópera de Pekín: Los actores-dan, intérpretes masculinos de roles femeninos, llevaban zapatos de plataforma para alargar la figura y crear una silueta “sobrehumana”.
  • Empoderamiento visual: La altura convierte a la persona drag en un ser que domina el espacio. Subirse sobre plataformas es subirse metafóricamente sobre las normas sociales que oprimen.
  • Exageración como resistencia: En el drag, todo es “más”: más alto, más grande, más brillante. Es una forma de decir “estoy aquí, existo y no voy a esconderme”.

Vestuario y silueta: la feminidad elevada al exceso

Las normas no escritas del vestuario drag implican una exaltación de la feminidad o, en ocasiones, su parodia:

  • Corsetería y rellenos: Para crear cinturas diminutas, caderas anchas y pechos exuberantes. Inspirado en las vedettes del music-hall y actrices clásicas de Hollywood.
  • Piedrería y lentejuelas: Elementos claves, porque el drag surgió en espacios oscuros como bares y cabarets donde había que brillar para ser visto.
  • Pelucas gigantes: Desde los 60, el drag asocia feminidad con cabello desmesurado. Inspiradas en íconos como Dolly Parton, Divine o Cher.
  • Códigos del “pageant drag”: Un subgénero donde se exige vestuario elegante, coronas, trajes de gala, reminiscentes de concursos de belleza cisnormativos, pero subvertidos.

Color, humor y parodia: armas visuales

Otra regla implícita es que el drag nunca pasa desapercibido:

  • Colores estridentes: Asociados con la idea de que la invisibilidad es sinónimo de opresión.
  • Referencias pop: Parte esencial del drag es parodiar celebridades, películas, canciones o clichés culturales, creando un código compartido con la audiencia.
  • Maquillaje extremo: Ojos grandes, contornos exagerados, labios sobredibujados. No es sólo estética: es una máscara teatral para narrar un personaje.

Códigos de género en disputa

No todas las drags replican modelos hipercodificados de feminidad. Desde los 2000 han surgido estilos que rompen las propias normas drag:

  • Drag androgyne: Busca borrar diferencias entre masculino y femenino.
  • Monster Drag: Inspirado en el terror, lo grotesco o lo abyecto.
  • Bio Queens: Mujeres cis que hacen drag, llevándolo al exceso estético.
  • Drag Kings: Representan personajes masculinos exagerados, desmontando clichés machistas.

Las reglas y su ruptura: la esencia del drag

Curiosamente, aunque existan “normas”, el drag vive de romperlas. El propio juego drag consiste en establecer reglas solo para transgredirlas inmediatamente después. Es un espacio donde:

  • La moda se convierte en política.
  • La exageración es resistencia.
  • La ropa y el cuerpo son lienzos donde escribir mensajes de orgullo, burla o protesta.

Las plataformas, las lentejuelas y las pelucas gigantes no son simples accesorios: son armaduras de combate cultural. Cada drag elige cuánto seguir o desafiar esas reglas, pero todas forman parte de un legado compartido que conecta arte, espectáculo y lucha social.

El Drag en la Historia LGTBI+: Política y Resistencia

Nueva York y el nacimiento de la resistencia drag

20250716drag8La cultura drag, tal como la entendemos hoy, se consolidó en las comunidades LGTBI+ de grandes ciudades como Nueva York, donde las drag queens no eran sólo artistas, sino líderes comunitarias. En un contexto de persecución policial y criminalización de la homosexualidad, los bares eran refugio y las drag queens, sus guardianas.

Un momento clave es la revuelta de Stonewall en junio de 1969, considerada el hito fundacional del movimiento LGTBI+. Personalidades drag fueron protagonistas de aquellos disturbios:

  • Marsha P. Johnson, activista trans y drag queen afroamericana, se encontraba en Stonewall y se convirtió en un símbolo del activismo LGTBI+. Fundadora junto a Sylvia Rivera de STAR (Street Transvestite Action Revolutionaries), luchó por los derechos de personas trans y sin hogar.
  • Sylvia Rivera, activista trans latina y drag queen, también participó activamente en Stonewall y dedicó su vida a exigir derechos para las personas trans, pobres y racializadas.

Stonewall selló para siempre la unión del drag con la lucha política. Desde entonces, ser drag también significó rebelarse contra la imposición cisheteronormativa.

(En la imagen, Marsha P. Johnson, Nueva York)

Ball Culture: identidad, familia y resistencia

En la década de 1980, sobre todo en Nueva York, emergió la Ball Culture —una subcultura drag profundamente asociada al colectivo LGTBI+ racializado (afroamericano y latino). En los “balls”, las drag queens y otras identidades (vogueros, femmes queens, butch queens, etc.) competían en pasarelas y performances. Pero eran mucho más que fiestas:

  • Eran espacios de seguridad, apoyo emocional y redes de cuidado para personas queer rechazadas por sus familias biológicas.
  • Estaban liderados por “House Mothers” y “House Fathers”, figuras drag que ejercían de líderes y cuidadores.
  • Fue caldo de cultivo para la danza vogue, inmortalizada por Madonna en su canción “Vogue” (1990), pero nacida de la creatividad drag racializada.

Documentos clave de la Ball Culture:

  • “Paris is Burning” (1990), documental de Jennie Livingston, es pieza fundamental para entender cómo el drag, el voguing y las “houses” fueron estrategias de resistencia a la marginalidad.
  • “Pose” (2018-2021), serie de televisión que visibiliza la dureza del contexto LGTBI+ racializado en los 80-90, especialmente durante la crisis del VIH.

Drag, Identidades y el Colectivo LGTBI+: ¿Forman parte o no?

Aquí surge uno de los debates contemporáneos: ¿Pertenecen las drag queens al colectivo LGTBI+?

  • Desde un punto de vista identitario, ser drag no implica necesariamente una identidad sexual o de género específica. Existen drags cisheterosexuales, gais, bisexuales, lesbianas, trans, no binarias.
  • Sin embargo, la cultura drag se ha gestado históricamente dentro de espacios LGTBI+, vinculada a la lucha por derechos y visibilidad.
  • Muchas drags sí se identifican abiertamente como parte del colectivo y han sufrido la misma persecución social y legal.
  • La lucha drag ha generado avances culturales y sociales de los que se ha beneficiado todo el colectivo LGTBI+: apertura de espacios seguros, visibilidad mediática, impulso del debate sobre género.

En síntesis, aunque drag no sea en sí mismo una identidad sexual o de género, es inseparable de la historia política y social del colectivo LGTBI+.

Drag y VIH: militancia desde el dolor

Otro vínculo político del drag con el colectivo LGTBI+ es su implicación durante la crisis del VIH en los años 80 y 90. Las drag queens:

  • Recaudaron fondos para personas enfermas y sin recursos.
  • Organizaron shows benéficos, como el Wigstock, festival drag iniciado en 1984 por Lady Bunny en Nueva York, que se convirtió en acto benéfico y reivindicativo.
  • Utilizaron el humor, el drama y el espectáculo como estrategia para educar sobre el VIH y combatir el estigma.

20250716drag7En la imagen, Drag Sethlas, ganador de la Gala Drag 2017 con una fuerte polémica legal por una imaginería religiosa

Drag en la Política Actual: Voces Reivindicativas

El drag sigue siendo hoy un arma política formidable. Algunas personalidades contemporáneas son referentes tanto en el arte drag como en la lucha social y política:

  • RuPaul Charles, creador de “RuPaul’s Drag Race”, ha llevado el drag a la cultura mainstream, aunque con críticas por su visión comercial y ciertas exclusiones (e.g. mujeres cis drag, drags trans inicialmente).
  • Pabllo Vittar, drag queen brasileña, figura musical y activista LGTBI+ en un país con altos índices de violencia contra personas queer.
  • Sasha Velour, ganadora de RuPaul’s Drag Race, reconocida por su discurso político sobre género, feminismo e interseccionalidad.
  • Travesti peruana Belissa Andía, activista y drag queen que ha participado en luchas por derechos trans en Latinoamérica.
  • En España, figuras como La Prohibida, Supremme de Luxe, Psicosis Gonsales o Drag Sethlas (ganador del Carnaval de Las Palmas con una performance que provocó gran polémica religiosa) han convertido el drag en plataforma de crítica social.

20250716drag6Estas drags no sólo hacen shows: son altavoces políticos, denuncian leyes LGTBIfóbicas, defienden la educación inclusiva, combaten discursos de odio y generan referentes culturales LGTBI+.

Fechas Clave que Deberíamos Guardar en Nuestra Hemeroteca Drag

  • 1969 (28 de junio): Disturbios de Stonewall, con Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera.
  • 1973: Primera aparición pública de drag queens en el desfile del Orgullo en Nueva York.
  • 1984: Nacimiento del festival Wigstock en Nueva York.
  • 1990: Estreno del documental “Paris is Burning”.
  • 1993: RuPaul alcanza el mainstream con “Supermodel (You Better Work)”.
  • 2009: Estreno de “RuPaul’s Drag Race”, que da proyección mundial al drag.
  • 2017: Drag Sethlas gana el Carnaval de Las Palmas con performance religiosa que sacudió la opinión pública.
  • 16 de julio: Se comienza a celebrar el Día Internacional Drag en distintas partes del mundo.

(En la imagen Estrella Xtravaganza:
Drag, Activista y Participante Top 3
en la 2º Edición de RuPaul's Drag Race España)

Drag Hoy: Entre el Espectáculo y la Política

Hoy, el drag se mueve en un delicado equilibrio entre la cultura mainstream y su raíz militante. Es innegable su impacto mediático gracias a programas como Drag Race, pero no podemos olvidar que el drag nació para resistir, para romper normas y desafiar estructuras de poder.

El drag sigue siendo un espejo deformante que refleja las opresiones sociales, ridiculizando las normas de género, cuestionando el machismo y reivindicando el derecho a existir en libertad. Es, en definitiva, una expresión artística profundamente política y transformadora.

El Día Internacional Drag no es sólo una fecha para celebrar lentejuelas y plataformas altísimas. Es una jornada para recordar que las drag queens han estado en la primera línea de batalla por los derechos LGTBI+. Son artistas, sí, pero sobre todo, son agitadoras culturales, activistas y creadoras de espacios de libertad.

Drag es más que show: es identidad, resistencia y política.

Por Santy Abreu, Lánzate

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