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VIH

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CONVIVIR CON EL VIH

¿Cómo convivo con el VIH?

Convivir con el VIH hoy en día es muy diferente a cómo era hace unas décadas. Los avances en el tratamiento han permitido que las personas con VIH vivan vidas largas y saludables. La educación, el apoyo social, y el acceso a cuidados médicos de calidad son fundamentales para gestionar la vida con el VIH. Con la información adecuada y el apoyo necesario, se puede llevar una vida plena y satisfactoria.
Ser diagnosticado con el VIH puede ser un momento abrumador y lleno de incertidumbres. Sin embargo, es importante saber que hoy en día, gracias a los avances médicos y al acceso a tratamientos eficaces, las personas con VIH pueden llevar una vida plena y saludable. Este capítulo está destinado a proporcionar una guía informativa y de apoyo para aquellos que han sido recientemente diagnosticados o para cualquier persona que desee comprender mejor cómo es convivir con el VIH en el día a día.

Entender el Diagnóstico

El primer paso después de un diagnóstico de VIH es entender lo que significa. El VIH es un virus que ataca el sistema inmunológico del cuerpo, específicamente las células CD4, que son cruciales para combatir infecciones. Sin tratamiento, el VIH puede debilitar el sistema inmunológico y llevar a un estado avanzado conocido como SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida). Sin embargo, con el tratamiento adecuado, cada vez más personas con VIH nunca desarrollan SIDA y pueden mantener su salud en buen estado.

Adherencia al Tratamiento

Los conceptos de adherencia y cumplimiento a la hora de tomar una medicación están estrechamente ligados. De hecho, se trata de que tomemos la medicación tal y cómo ha sido prescrita por el médico respetando número de tomas, horarios, cantidad de pastillas, conservación y la ingesta o no de alimentos si así nos lo hubieran indicado. Evidentemente para lograr que esto sea así deberemos incorporar la medicación de manera natural en nuestra vida diaria y para ello, es de vital importancia el tener una buena información del tratamiento que se nos ha prescrito y haber contado al médico hábitos de nuestra vida cotidiana, laborales y de ocio que pueden hacer que una determinada combinación sea más eficaz.

Una mala adherencia

Tener una mala adherencia significa en primer lugar no consumir los fármacos prescritos en el nivel necesario para controlar eficazmente la replicación viral y que ésta se mantenga en niveles indetectables.

Algunos FAR tienen una vida en sangre media mayor que otros. Esto se traduce en que hay personas que pueden fallar en alguna toma de su medicación y en cambio siguen estando protegidas porque hay suficiente fármaco en sangre. Esto no sucede con otros FAR y/o combinaciones que exigen una adherencia mayor y que no se pierdan tomas. Por ello, aunque nuestro objetivo sea que no se produzca un fallo virológico, deberemos en nuestras entrevistas con la persona no fijarnos solo en ese dato de indetectabilidad e indagar en el contexto en el que la persona se toma el tratamiento, así podremos descartar comportamientos que puedan estar comprometiendo la eficacia del tratamiento a medio/largo plazo.

Son también indicadores de una adherencia incorrecta si la persona reduce las dosis prescritas – partir las pastillas y tomar solo la mitad por ejemplo; si no se respetan los intervalos de la toma de medicamentos, si se abandona de manera selectiva alguna de los fármacos que componen nuestra terapia combinada (en caso de que no estemos tomando una FDC), si conservamos los medicamentos de una forma inadecuada (expuestos a humedad, a fuentes de calor excesiva o en envases no apropiados) o si no se respetan las indicaciones sobre ayuno o ingestión de alimentos junto a la medicación.

Una mala o incorrecta adherencia conducirá a que se desarrollen mutaciones del virus y que éste se haga resistente a alguno de los fármacos que se está tomando o incluso a varios fármacos de la misma familia terapéutica con los que comparten mutaciones de resistencia. Si acumulamos fallos virológicos y mutaciones de resistencia tendremos menos posibilidades de encontrar una combinación de FAR que nos resulte efectiva y la enfermedad puede progresar. Además, una mayor replicación viral conlleva una mayor posibilidad de transmisión de la infección y de cepas de virus resistentes.

Mejora tu adherencia

Dada la importancia de la adherencia al TAR se han ido desarrollando diferentes estrategias, unas dirigidas a simplificar el régimen terapéutico y mejorar los equipos asistenciales y también estrategias dirigidas a disminuir barreras y encontrar soluciones a las dificultades que las personas expresan a la hora de tomar el TAR.

Es importante identificar los factores de riesgo que puedan obstaculizar la adherencia y actuar para solventarlos:

– Falta de información sobre el VIH y el TAR. Las creencias y expectativas de la persona son muy importantes en la adherencia al TAR. Es fundamental dar información que pueda corregir errores, resolver dudas y generar expectativas adecuadas.

– Dotar a la persona con soluciones para acontecimientos relacionados con la medicación que pueden suceder en la vida diaria: qué hacer si se le olvida una dosis, si se queda sin medicación, como manejar los efectos adversos, como organizar la medicación – pastilleros, recordatorios, etc.

– Factores de riesgo asociados al contexto en el que se mueve la persona; escasez de recursos, estigma asociado a la infección y ocultación, presencia de co-morbilidades psiquiátricas. Muchos de estos factores requerirán de apoyo especializado y por tanto habrá que hacer derivaciones a profesionales de la psicología, medicina, trabajo social, etc.

– Reforzar el sistema de soporte social de la persona. Familia, amigos/as o derivar a recursos que puedan dar apoyo psicosocial (grupos de autoayuda, ONGs) se muestra muy efectivos para potenciar los logros, normalizar y mantener una actitud positiva frente a la toma de la medicación.

Envejecer con VIH

Al cumplir años pueden aparecer problemas en el metabolismo de los azúcares, los lípidos o aumentar nuestra tensión arterial. Es muy importante llevar una vida saludable. Dejar de fumar, alimentarse de una forma correcta y no engordar, hacer ejercicio de forma habitual y evitar hábitos tóxicos. Mantener el VIH indetectable ayudará a que tengamos mejor salud. Es posible que nos prescriban algún medicamento para controlar nuestro azúcar, colesterol o tensión.

El tratamiento antirretroviral ha permitido a las personas con el VIH tener vidas más largas y saludables, sin embargo, ciertas complicaciones asociadas al propio VIH, a la toma durante años del tratamiento y también a cuestiones genéticas pueden producir lo que se llama “envejecimiento prematuro” y algunas patologías podrían anticiparse en personas con VIH, como por ejemplo el aumento del colesterol, de las grasas, del azúcar, de la presión arterial junto con problemas renales, óseos y alteraciones en el sistema neurológico.

Por ello es conveniente consultar a los y las profesionales médicos y llevar controles periódicos para prevenir, detectar y tratar esas posibles complicaciones. Seguir las recomendaciones de los/as profesionales de la salud para mantener un estado de vida saludable te ayudará a mejorar tu calidad de vida.